Grecia no tenía un marco legal para controlar y gestionar la afluencia migratoria hasta principios de los 90. La primera ley con la que se intentó regular este asunto fue votada en 1991 y se centraba principalmente en controles más estrictos en las fronteras al tiempo que prácticamente hacía imposible la entrada legal y el asentamiento de extranjeros que deseaban trabajar en Grecia.
La primera ley de inmigración integral fue votada en 2001 con dos objetivos primordiales: la gestión a medio plazo del fenómeno (incluyendo el control de las fronteras, expedición y renovación de los permisos de residencia y de trabajo, así como asuntos de naturalización de residentes extranjeros) y la puesta en marcha de un nuevo programa de regularización.
La mayoría de los inmigrantes en Grecia proceden de los países vecinos. Más de la mitad de la población extranjera en Grecia es originaria de Albania, en tanto que el segundo grupo más grande procede de Bulgaria. Mientras que los ciudadanos albaneses constituyen aproximadamente el 60% del total de la población inmigrante tanto en 2001 como en 2007, los búlgaros sumaban casi el 8% de los inmigrantes legales registrados en 2007, seguidos por los rumanos (4,5%), ucranianos (4,3%), georgianos (2,7%), paquistaníes (2,5%), rusos (2,4%) y moldavos (2,1%).

En el período comprendido entre 2003 y 2004, unos 50.000 inmigrantes irregulares fueron detenidos bien en la frontera, bien dentro del territorio griego. Las cifras han aumentado desde 2005, año en que se produjeron 66.000 detenciones, que se elevaron a 95.000 en 2006 y a casi 70.000 en los primeros ocho meses de 2007. Sin embargo, no está claro si este incremento refleja un aumento en el número de personas que tratan de cruzar la frontera de Grecia de forma ilegal, un aumento en el número de personas que residen irregularmente en Grecia o una intensificación de los esfuerzos de los guardias fronterizos tanto en la frontera como en el interior del país.
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